Las compañías deberán adaptarse a las futuras normas de protección de datos ? ¿Son realmente aplicables estas normas cuando hablamos de Internet? Es complicado, pero se puede dejar atrás la cuenta de Facebook, de Google+, de Tuenti o de Twitter. Otra cosa es comprobar si nuestros datos realmente se han borrado de sus servidores. La cuestión no es menor: los datos son la verdadera riqueza de Internet, un maná que las redes sociales han sabido aprovechar dado que el mercado publicitario en la Red está en manos de quienes dispongan de los mejores datos sobre los usuarios. La prueba de ello se encuentra, precisamente, en las noticias que generan compañías como Facebook, camino de salir a Bolsa con unos amplios márgenes de beneficio gracias a la publicidad y los videojuegos ‘online’. Recientemente, Google anunciaba la unificación y simplificación de sus políticas de privacidad de cerca de 60 servicios diferentes, tales como Gmail, YouTube o Picasa. En la práctica, la compañía informa de que a partir del 1 de marzo podrá cruzar los datos de sus usuarios, integrar y ‘aprender’ más de ellos, con lo cual «mejorarán los anuncios». Esa información es, por tanto, extremadamente valiosa. La legislación española prevé, especialmente a través del ejercicio del derecho de cancelación, que un ciudadano pueda solicitar el borrado de todos aquellos datos personales cuya retención no esté amparada por otro derecho. En el caso de una red social, los datos que voluntariamente publicamos en nuestros perfiles deberían ser borrados una vez retiramos nuestro consentimiento. ¿Se borran los datos? En realidad, es muy complicado saber con certeza si una red social ha borrado realmente los datos de una cuenta que el usuario cancela. El amparo con el que cuenta el ciudadano es, por tanto, limitado, debido a la propia naturaleza de Internet y su carácter global. La propia comisaria de Justicia de la UE y principal impulsora de la armonización de la protección de datos, Viviane Reding, confiesa que «jamás puedes estar seguro de que los datos se han borrado efectivamente, teniendo en cuenta la ‘nube’ y dónde están localizados los servidores». Las leyes sobre protección de datos tienen una aplicación territorial, mientras que Internet no conoce fronteras. El caso del estudiante austriaco Max Schrems que denunció a Facebook por incumplir la legislación europea en materia de protección de datos se ha convertido en un auténtico paradigma, según Reding, «de lo que funciona y de lo que no». Schrems, una auténtica ‘china’ en el zapato de la red social más grande del mundo, demostró el pasado año que Facebook guarda una gran cantidad de información que, en teoría, debería estar borrada. Al final, su investigación se tradujo en 22 denuncias interpuestas ante las autoridades regulatorias de Irlanda, país en donde Facebook tiene sus oficinas europeas. «No estamos regulando sobre servidores o la nube, sino sobre compañías con representación legal en Europa», asegura Reding, «así que si quiere hacer negocios en Europa tienen que responder ante un regulador nacional, que deberá operar bajo una norma que será igual para todos los estados de la UE, ya no habrá sitios donde ‘esquivar’ esto en la UE porque la ley se aplicará igual en todas partes». ¿Se puede comprobar si realmente los datos son borrados a petición de un usuario? Para el director de la Agencia Española de Protección de Datos (AEPD), José Luis Rodríguez Álvarez, las autoridades «pueden realizar inspecciones para verificar el efectivo cumplimiento, pero no es la regla». Y el ciudadano no tiene derecho a reclamar estas verificaciones. Si existe un indicio de incumplimiento, el propio director de la AEPD puede ordenar una comprobación. No obstante, recuerda que no hay medios para comprobar cada caso, aunque remarca «un incumplimiento o un engaño ante una resolución de la AEPD tiene consecuencias gravísimas, con sanciones muy altas». «Yo me cuestiono si deben o no borrarlos», afirma por su parte Rafael Gimeno-Bayon del Molino, jurista experto en reputación ‘online’. «Nadie ha obligado a que masivamente como sociedad entremos en las redes sociales, y creo que debemos también ser responsables de nuestra intervención en el mundo digital». El abogado recuerda que «hemos realizado un contrato con la Red (por cierto, en el caso de Faceboock, con una empresa de EEUU que cotiza en bolsa) en el que le venimos a decir: ‘Yo te doy mi vida digital y tu estudias mi información para hacerte rico’».
Fuente: www.elmundo.es